
Acto a 214 de la Revolución de Mayo en pleno acampe policial
El gobierno no cede, tampoco ceden las bases
Durante la novena jornada de acampe policial y penitenciario, en las inmediciones al Comando Radioeléctrico Uno de Posadas, se llevó a cabo el acto por el día de la Revolución de Mayo, en su aniversario 214. Con desfile y mensaje del Capellán de la Policía, Marcos, y la lectura de palabras alusivas a la fecha del vocero, Germán Palaveccino, Suboficial Mayor (R). El acampe crece, la expectativa más y el coraje no zozobra, sobra.
Las palabras del Padre Marcos, Capellán de la Policía de Misiones
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Al ver a la multitud, Jesús, subió a la montaña se sentó y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles diciendo: felices los que tienen alma de pobres porque a
ellos les pertenece el Reino de los Cielos, felices los mansos, porque recibirán la Tierra en herencia, felices los que lloran, porque serán consolados, felices los que tienen hambre y sed de Justicia, porque serán saciados, felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia, felices los que tienen el corazón puro porque verán a Dios, felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios, felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece al Reino de los Cielos, felices ustedes cuando sean insultados y perseguidos y cuando se los calumnia en toda forma a causa de mí, alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el Cielo. De la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
En este día que recordamos esta gesta Patria escuchamos el pasaje de las bienaventuranzas que nos hablan de la dicha, de dicha y de bendición, de horizonte gozoso, de ser Jesús es el testigo veraz de la alegría de ser porque dio su vida por la bienaventuranza, por la bienaventuranza de todos nos ilumina y nos nutre hoy con su programa las bienaventuranzas. En las bienaventuranzas el Señor dijo y las dijo para todos y si es verdad que marcan con claridad nuestras sombras y nuestro pecado también, es verdad que comienzan con una bendición y terminan con una promesa que nos consuela. Dios congregó a su pueblo en torno a las bienaventuranzas.
Hoy nos sentimos todos llamados, sin excepción, a confrontarnos con testimonio que brota del sentimiento íntimo de Jesús en esta conmemoración de las jornadas de mayo volvemos a aquellos Padres de la Patria, quienes, en su gesta soñaron una bienaventuranza para nuestros pueblos que aspiran a crear ciudadanía. También en aquellos tiempos jugaban las ilusiones y la pureza de la inspiración de los ideales se entrecruzaba con las ambiciones fáciles y algunas veces oscuras. Necesitamos de la amistad social que cultivan los pobres y los pequeños la que solo se satisface cuando se da por completo a otros. Dios nos libre de la mala venturanza, de una permanente insatisfacción del encubrimiento, del vacío, y de la miseria interior, con sustitutos de poder de imagen y de dinero.
La pobreza evangélica en cambio, es creativa, comprende, sostiene y es esperanzada, desecha la actuación que solo procura impresionar, no necesita propaganda para mostrar lo que hace ni recurre al juego de fuerzas para imponer su poder y autoridad, nace
de la convocatoria a una confianza no de la manipulación, del amedrentamiento o a la prepotencia, la malaventura es precisamente lo contrario a la bienaventuranza, no aceptar el dolor del tiempo, negarse a la transitoriedad, mostrarse incapaz de aceptarse como uno más del pueblo, sino que, mirarnos desde arriba.
Es importante que podamos abrir el corazón y dejar que el Señor nos toque con su bienaventuranza: pobre aquel que se burla de la ley, pobre aquel que se burla del pueblo, pobre aquel que quiere someterlo, triste aquel que quiere que el pueblo viva arrodillado.
Pidamos al Señor que en este día donde recordamos la gesta de Mayo pueda comenzar algo nuevo, así como en 1810 comenzamos a liberarnos del yugo español podamos liberarnos también de todos los imperios que quieran adueñarse del pueblo, de su voluntad y de su gente, que podamos desde la unión que hace la fuerza dejar de estar arrodillados ante quienes nos someten, nos amenazan, nos
presionan y nos quitan el pan de la mesa. Que el espíritu de mayo tan caro a nuestros sentimientos patrióticos reavive en nosotros la certeza de que luchar por nuestros derechos es nuestro derecho, es un derecho que no es malo el que pasa hambre porque no tiene pan sino aquel que se queda con el pan del hambriento, que no es malagradecido el que pelea por un sueldo digno sino el que se aprovecha de la necesidad para poder ponerle el pie en el cuello para poder seguir sometiéndolo.
Pidamos al Señor que, en esta Gesta de Mayo, nueva Gesta de Mayo aquí el 25 de mayo en Posadas con toda la provincia podamos nosotros también liberarnos de todo aquello que nos oprime, podamos liberarnos y aprender a vivir desde la
bienaventuranza que nos da la libertad de saber que todos somos iguales que la dignidad no se negocia que es necesario que cada familia tenga un plato de comida digno que podamos regresar a nuestros hogares Y no estemos pensando qué darle de comer a nuestros hijos o si dejar de comer nosotros para darle a ellos, que cada trabajador se gane con el sudor de su frente el salario digno y pueda vivir con dignidad y así hacer de nuestra Patria un lugar
para todos. Que Dios y la Virgen bendigan a nuestra Patria, ablanden el corazón de aquellos que miran para otro lado y nos ayude a todos a ser un pueblo feliz alegre y solidario, que sigamos apostando por el diálogo como camino pero que aprendamos a bajarnos del caballo, que nos bajemos del Pony en realidad, y dejemos de mirar a la gente desde arriba que andemos de a pie.
Pidamos a Dios entonces que, en este día, esta nueva gesta, el pueblo ya no está arrodillado, el pueblo ya no tiene miedo, el pueblo se levanta. Dios nos quiere de pie a todos, les dijo: levántate. Hasta a Lázaro le sacó de la tumba. ¿Cuántos años estuvimos nosotros adormecidos arrodillados y hasta muertos? Que esta Gesta de Mayo reavive en nosotros el deseo inicial de una Patria Libre, Justa y Soberana donde todos puedan tener un lugar digno, donde haya un lugar para todos, donde nadie sea excluido, donde todos seamos parte, seamos miembros de una sociedad mejor y vivamos como siempre fuimos los misioneros, hermanados unidos en este crisol de razas que tanto nos enorgullece, pero, que tenemos un solo corazón que late al ritmo del corazón del hermano que tenga al lado.
Que Dios nos bendiga este 25 de mayo en nuestra lucha justa y que podamos siempre, con dignidad y con la frente en alto, seguir hacia adelante en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
¡Que Dios bendiga la Patria! ¡Que Dios bendiga a la Patria Misionera! ¡Viva la Patria!
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