
Caputo apuesta a un nuevo ciclo de euforia
Nuevo acuerdo con el FMI y levantamiento del cepo
El gobierno se empecinó en los últimos meses en sostener la apreciación del tipo de cambio oficial. El resultado fue que se perdieron miles de millones de dólares. Todas las miradas están puestas en cómo abrirá el mercado el lunes.
Por Federico Kucher
El equipo económico terminó la semana entregando todos sus estandartes. Los funcionarios del Palacio de Hacienda se pasaron los últimos tres meses asegurando que el esquema cambiario con ajuste del 1 por ciento mensual del tipo de cambio oficial era intocable. Se mencionó una y otra vez que esta estrategia con el dólar no iba a modificarse bajo ningún punto de vista y que el Fondo Monetario no iba a obligarlos a un cambio. El relato duró un trimestre y monedas. El acuerdo del FMI se cerró con una devaluación que podría ser de hasta 30 por ciento.
El gobierno se empecinó en los últimos meses en sostener la apreciación del tipo de cambio oficial. El resultado fue que se perdieron miles de millones de dólares de las reservas sin resultados para desactivar las expectativas de devaluación. El equipo económico finalmente cedió al pedido del Fondo de eliminar los controles a la compra de dólares, implementar un esquema de bandas cambiarias y permitir flotar el tipo de cambio en un rango de entre 1000 y 1400 pesos.
La contracara de aceptar estos requerimientos del FMI, a pesar de haber dicho lo contrario hasta el hartazgo, es que se enviarán fondos frescos de libre disponibilidad por alrededor de 15 mil millones de dólares. Estos recursos no serán los únicos con los que contará el gobierno en los próximos meses. Se agregará nueva deuda por hasta 6 mil millones de dólares con instituciones como el BID y hasta cerca de 2 mil millones de nuevos repos con bancos internacionales.
La cifra total es de más de 23 mil millones de dólares que se sumará a las reservas internacionales del Banco Central y le daría al gobierno margen de maniobra para intentar contener el dólar por debajo del techo de la nueva banda cambiaria de 1400 pesos (una cifra que irá subiendo mes a mes a un ritmo del 1 por ciento). Se trata de una catarata de dólares frescos que ofrecen un salvavidas a la Argentina y que incluso podrían seguir aumentando con otras líneas de crédito sorpresa.
En la conferencia de prensa de la apertura de los controles cambiarios –a contramano del sentido común– se llegaron a usar expresiones rimbombantes para asegurar que el país se encuentra en un momento único y casi idílico. “Esto no pasó nunca en los últimos 120 años. La Argentina es uno de los 5 mejores alumnos del mundo porque tiene superávit fiscal (y dólares frescos). Argentina va a ser el país que más va a crecer en el mundo en los próximos 30 años”, se repitió.
La principal apuesta de los funcionarios es hacer creer que el ciclo de euforia arranca de nuevo. Se hicieron circular rumores vinculados a la visita del titular del Tesoro norteamericano en los próximos días (que podría llegar con más dólares) y volvió a avivarse la idea de que el anuncio de este viernes de dejar flotar el dólar y tener una “competencia de monedas” es el paso previo a la dolarización.
Pero visto sin la anteojera ideológica la única interpretación posible al anuncio del viernes pasado es el fracaso de la estrategia económica de Milei. En los últimos meses se esfumaron cientos de millones de dólares por día para sostener el tipo de cambio en 1000 pesos y evitar que suba la inflación y los resultados fueron totalmente decepcionantes.
Casi como una paradoja, el gobierno anunció en el mismo día que liberó los controles cambiarios una suba de casi 4 por ciento de los precios minoristas de marzo. ¿Cuánto va a terminar siendo la inflación de abril con un dólar oficial que este mes tiene vía libre para subir hasta 30 por ciento? Los beneficios del superávit fiscal y el freno a la emisión monetaria brillaron por su ausencia y otra vez la suba de precios vuelve a ubicarse en el tope de las preocupaciones de la agenda económica.
Fuente: Página 12