Política y Economíaprincipales

La influencia de Macri y el nuevo desafío para la oposición amigable

Los dos candidatos presidenciales del PRO se distanciaron del jefe del partido. Bullrich por ser demasiado tibio y especular con el apoyo al gobierno y Larreta por ser demasiado mileísta y estar a favor del veto. Los números del Congreso.

Por Carla Pelliza

El PRO no es indispensable, pero puede ayudar a facilitar los dos tercios necesarios en ambas Cámaras del Congreso para rechazar el veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria. Mauricio Macri no rompió relaciones con Javier Milei, pero hay fuerzas internas que intervienen en el partido amarillo y podrían dar lugar a sorpresas. Curiosamente, los dos candidatos presidenciales del macrismo se distanciaron del jefe del partido, uno por ser demasiado mileísta y la otra por ser tibio.

La gota que rebalsó el vaso, en esta oportunidad, fue la de los fondos reservados de la SIDE que, pudiendo ampliarse por un decreto reservado, fueron incrementados en más del 3.000% en forma pública y sin explicación. “El presidente sabe que fue un error”, dijo una fuente amarilla. Esta decisión dejó en offside al gobierno que no pudo explicar por qué sí tiene $100.000 millones para la inteligencia y no – en mucha menor proporción – para los jubilados.

El PRO le aconsejó al Gobierno tomar el camino correcto para meter mano a los fondos reservados, pero no fueron escuchados. La contradicción que surgió de esa decisión dejó en evidencia que La Libertad Avanza empezó a tener problemas de coherencia. Ya los tenía, pero acá el “no hay plata” fue explícitamente arbitrario.

En el macrismo se dieron cuenta de esta falta de congruencia en los argumentos oficialistas y parecieran empezar a hacer uso de ella. El comunicado de esta semana en contra de los fondos reservados, bajo el título “esto no es el cambio”, fue en ese sentido. Mauricio Macri pareciera estar ensayando con más fuerza un discurso de distanciamiento.

Macri comparte con Milei el rumbo económico y decidió apoyarlo en ese sentido, con todas las políticas que colaboren con la eliminación del déficit fiscal. Pero acompañar no es fusionar y esa es una distancia que Mauricio parece querer mantener para sostener una negociación de igual a igual, algo que rechaza el oficialismo.

Empezar a marcar que el cambio está siendo traicionado es una forma de preparar el terreno. Habrá que ver qué variables son las que, bajo el ojo de Macri, impiden el cambio. En principio, el respeto por las instituciones y las formas, tanto para política interna como internacional y el manejo con los periodistas.

El Gobierno puede publicar en las redes sociales lo que le plazca, justamente por esos problemas de coherencia. El bloque en Diputados y en el Senado está en la cuerda floja, el presidente está peleado con su vice, Victoria Villarruel, y no se pudieron poner de acuerdo con Patricia Bullrich por la conducción de la bicameral de inteligencia, que quedó en manos del enemigo radical número uno, Martín Lousteau. Son debilidades reconocidas por quienes están atentos al primer tropiezo.

La Coalición Cívica elevó una nota a Lousteau para que cite a Bullrich por sus denuncias de amenazas terroristas. La ministra acusó a los diputados de haber dejado a la Argentina a merced “de las mafias, los narcos y el terrorismo”. Por eso, quieren que brinde informes y datos sobre posibles “amenazas y riesgos de ataques o atentados al pueblo argentino y el Presidente”, que de cuenta de “requerimientos y necesidades de recursos financieros que motivaron la autoasignación de gastos reservados” y que presente “pruebas y hechos que den cuenta de las vinculaciones entre las organizaciones mafiosas, terroristas y narcotraficantes aludidas, con los Diputados”.

Habrá que ver la línea que manejará Lousteau al frente de esa bicameral que tiene abiertas una investigación por las detenciones del 12 de junio y un pedido de informes por el ciberpatrullaje ordenado por Bullrich. La Coalición Cívica también demostró que hablar por hablar ya no será gratuito.

El que también va a jugar es Horacio Rodríguez Larreta, que ya se pronunció en contra del veto. Con reuniones más privadas que públicas, el ex jefe de Gobierno no se alejó de la política y funciona como asesor, pero su mano se vio en el quórum de la sesión por los fondos reservados de la SIDE, cuando cinco diputados PRO acompañaron la sesión. El primero fue el larretista Álvaro González que, en el caso de las jubilaciones, había votado en contra.

En el Senado, la larretista Guadalupe Tagliaferri acompañó la ley de movilidad en general y todos los artículos en particular. Una dirigente que está en la mira de Mauricio Macri, donde claramente no hay una buena relación.

Larreta hará lo que esté a su alcance para que quienes se referencian en él no acepten el veto presidencial. En Diputados, será más difícil. El PRO, que tiene 37 bancas, tuvo 30 votos negativos y 7 ausencias. Estas correspondieron a Belén Avico, Hector Baldassi, Silvia Lospennato, Ana Clara Romero, Héctor Stefani, Anibal Tortoriello y María Eugenia Vidal que no pudieron votar en contra de los jubilados. El bullrichismo, se descuenta, acompañará. Son unos 8 legisladores que seguirán la postura de su jefa de acompañar el cambio a como dé lugar.

En el Senado, cinco del PRO votaron a favor en general, también lo hicieron dos aliadas. Solo una decidió rechazar. Quienes acompañaron la norma, hicieron lo que le habían anticipado a la jefatura de Gabinete y trabajaron, con ellos, durante dos semanas: aprobación global y rechazo de los artículos que disponían una actualización anual por el 50% del RIPTE, un haber mínimo no menor a 1,09 canastas básicas totales y saldo de deuda nacional con provincias.

Según explicó uno de estos senadores, lo más “inteligente” sería vetar lo que “verdaderamente te desequilibra el presupuesto”, o sea esos tres artículos que rechazó el grueso del PRO y se trabajaron en conjunto. Sería, una vez más, el cumplimiento o incumplimiento de un acuerdo político. Por lo tanto, podría haber un par de votos de senadores en contra del veto total.

Habrá que ver la influencia de Macri. Un senador dijo que “es mentira” que el ex presidente les haya ordenado el sentido del voto porque “nadie nos da órdenes” y votan “siempre a conciencia”. En este caso, en conversación con el Gobierno durante dos semanas, entendiendo qué era lo mejor en este caso en particular.

El poroteo frente al veto presidencial

Salvo La Libertad Avanza, una senadora PRO y tres ausencias, todos votaron a favor de la ley. Si estuvieran todos presentes para rechazar el veto, los 72, serían necesarios 48 votos. El Gobierno tiene 7, el PRO tiene 6 (al que habría que restarle el de Guadalupe Tagliaferri, al menos) y dos socios. Por lo tanto, hablamos de unos 14 a favor del veto. Un número que no alcanza ni por asomo para complicar los dos tercios requeridos.

La dificultad está en Diputados. Según votaron en su momento, hay 99 votos de Unión por la Patria, 8 de Innovación Federal, 34 de la UCR, 2 de Por Santa Cruz, 16 de Encuentro Federal, 6 de la Coalición Cívica y uno del Movimiento Popular Neuquino. La izquierda ya había anticipado sus 5 voluntades en contra del veto. Son 171 y para los dos tercios son necesarios 172.

Producción y Trabajo tuvo dos abstenciones, Creo aportó una y el bloque Independencia mostró tres ausencias. De estos espacios podría venir el apoyo. El MID y Buenos Aires Libre están en línea con el Gobierno.

De impulsarse la insistencia de la ley y el rechazo al veto, quedaría demostrado, una vez más, que la oposición puede unirse sin problemas ni temores ante determinadas decisiones del oficialismo. Ya pasó con el DNU 70/23 en el Senado, con el DNU SIDE en Diputados, con el presupuesto universitario y la movilidad jubilatoria en ambas Cámaras. El gobierno lo usó tanto, mal y en cualquier circunstancia, que dejó de tener efecto la frase “si votás con los K, sos K”.

Lo cierto es que, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el ajuste a los jubilados “representaría un gasto adicional en jubilaciones y pensiones de entre el 0,44% del PBI, en caso que continúen pagando hasta fin de año los bonos de $70.000 para jubilados de menores ingresos. Si éstos se discontinuaran ese costo añadido equivale al 0,74% del PIB”.

En tanto, para 2025 “el impacto fiscal se encontraría entre 0,69% y 0,80% del PIB para el caso de continuidad de los actuales bonos”. Mientras que “las deudas certificadas con provincias que no transfirieron sus cajas previsionales asciende a 703.353 millones de pesos (corrientes) monto equivalente a 0,13% del PBI”. Lejos de las cifras siderales propuestas por Milei.

Fuente: El Destape

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