Arauco, la multinacional que se dedica a vulnerar derechos y pasar por encima de toda ley establecida para mantener a flote su negocio de celulosa, volvió a cometer un delito dentro de la Comunidad Andrés Guacurarí, en Puerto Libertad.
En agosto, a 50 metros de las casas, habían plantado pinos, usando máquinas y químicos que son nocivos para el ecosistema, la salud y todo ser vivo. No conforme, un empleado amenazó de muerte al mburuvicha, Ramón Báez, cuando salió a defenderse.
Ayer, nuevamente ingresaron al territorio Mbya, y esta vez plantaron eucaliptos. En un video difundido desde la Comunidad, se puede ver cómo arrasaron con los árboles nativos que habían plantado junto a Greenpeace en septiembre y sembraron esta especie destinada al monocultivo.
“Estoy en el lugar donde plantamos árboles nativos, los de Arauco arrancaron todito y volvieron a plantar eucalipto. No están respetando la denuncia que hicimos”, lamenta el mburuvicha.
Y continúa: “Como ven, acá no hay ninguna planta nativa porque ellos arrancaron todito. Quiero volver a hacer la denuncia a la empresa Arauco, porque no dejó ninguna plantita nativa”.
Cabe recordar que la Comunidad tiene su Carpeta Técnica que fue realizada en el marco de la Ley 26160 de relevamiento territorial, herramienta jurídica para frenar los intentos de desalojo de los Pueblos Indígenas de sus territorios ancestrales y que reconoce la posesión de los mismos a las Comunidades.
Andres Guacurarí no es la única Comunidad invadida por Arauco; también Puente Quemado II, en Garuhapé, debe enfrentar las tristes consecuencias de las plantaciones de pino en su territorio.
En septiembre, activistas de Greenpeace e integrantes de ambas Comunidades realizaron protestas contra la empresa forestal chilena, y fue ahí cuando plantaron los árboles nativos que ayer fueron extraídos, hecho que fue dado a conocer por diferentes medios provinciales y nacionales, pero está a la vista que para Arauco no existen límites posibles.
Es urgente que el Estado provincial, a través de sus organismos correspondientes, tome cartas en el asunto; no sólo sobre este último hecho en particular, sino que de una vez y para siempre se disponga a frenar a la multinacional, que solo en Misiones se adueñó de unas 230.000 hectáreas, de las cuales cerca de 120.000 son plantaciones de especies exóticas donde antes había Selva Paranaense.