Por Jorge Giles

Este 17 de octubre quedaron plasmadas nuevamente dos intenciones peronistas diferentes.

En Berisso el gobernador Kicillof se negó a reconocer la conducción y el liderazgo político de Cristina Fernández de Kirchner, reservándole, apenas, un lugar en el museo de las cosas del pasado. “Cristina ya fue” y ahora, dicen, van por el futuro y el futuro son ellos sin la conducción de Cristina.

Cada vez que proclamaron “Santa” a Evita era para vaciarle el contenido revolucionario de su legado. Los que somos peronistas de cuna conocemos esas triquiñuelas. Algo semejante sucedió con la táctica vandorista de los años 60: “para estar con Perón hay que enfrentar a Perón”.

Kicillof ningunea la interna como si no fuera peronista y justo es la interna donde juega Cristina para enderezar al peronismo.

En la Federación de Box, en cambio, todos los actores sociales y políticos, vivaron, escucharon, proclamaron y celebraron la conducción de Cristina al frente del peronismo nacional aquí y ahora.

Hay que decirlo sin ambigüedades: están cuestionando el liderazgo político, social, cultural de Cristina. Lo hacen de una manera planificada, hay que reconocerlo: primero se victimizaron y todas las culpas de sus males recaían sobre Máximo Kirchner y la demonizada agrupación La Cámpora que él conduce: que cuestionaban al gobernador, que “le rayaban el auto”, que no le dejaban gobernar.

Parece que esa fue una artimaña para esconder otros propósitos. Veamos.

Fuimos entonces, como buenos sabuesos de la historia, a investigar qué había de cierto sobre semejantes acusaciones de la que se hicieron eco el multimedios Clarín, La Nación + entre otros, hasta las dignas compañeras y compañeros que se comieron la curva y bramaban contra los mencionados actores camporistas repitiendo hasta el hartazgo el victimismo que sufrían.

En la Legislatura provincial, todas las leyes, todas, solicitadas por el gobierno bonaerense fueron tramitadas y aprobadas a cuatro manos por los legisladores que en una mayoría pertenecen a La Cámpora. No viene por ahí dijimos.

Entonces fuimos a la composición del gabinete de Kicillof para evaluar políticamente la gestión y nos encontramos con que allí se destacan los funcionarios camporistas o cristinistas que integran el gabinete provincial. En las distintas áreas donde desempeñan sus funciones, no solo que no boicotean la gestión del gobernador, sino que la impulsan, la defienden, le dan brillo; sucede en Salud, en Justicia, en Ambiente, en Cultura y en otras aéreas importantes del Estado provincial. Tampoco viene por aquí.

Fuimos al Congreso nacional, y nos encontramos con la misma constante: allí se defienden en absoluta unidad el federalismo de las provincias, hoy avasalladas por Milei, y particularmente los derechos del pueblo y del gobierno bonaerense. Tampoco viene por aquí.

¿Y entonces? ¿Por dónde viene el supuesto ataque? ¿Por una palabra a destiempo, una consigna de los pibes y pibas en un acto caluroso, una postura política legítima señalando los errores que había que enmendar para mejorar la gestión y consolidar la figura del gobernador y de la fuerza del peronismo?

Esta puesta en escena llegó a su pico más opaco cuando, en abril, el ministro Larroque expresó en un acto que el que no promueva claramente la figura de Kicillof es porque “en algo raro andará”. Y agregó: “¿Qué significa la conducción de Cristina? ¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Qué tres ñatos te manden un wasap?”. Eso fue ningunear a nuestra líder, sin dudas.

Cuando en la resistencia peronista el general Perón nos enviaba una carta o una cinta grabada, los peronistas nos agolpábamos en una casa compañera para escuchar el mensaje del líder sin preguntarnos mucho sobre los compañeros que la portaban y que desarrollaban con más precisión esos mensajes. Perón estaba en el exilio, claro y no existían los wasap. Hoy Cristina no está en el exilio, pero cuida su seguridad después que el poder mandó a unos mercenarios a meterle tres tiros en la cabeza. Y entonces recibe gente en su propia oficina y manda mensajes por wasap. ¿Está mal que lo haga?

Sinceramente estas posturas de despecho que repiten el “por algo será”, lastiman nuestra memoria histórica porque esa fue una frase muy usada por las huestes de la derecha peronista antes de iniciar la cacería de López Rega y las 3 A y luego por la dictadura genocida. Paren la mano.

Y esas actitudes de buscar enemigos donde no los hay, lastiman también al propio gobernador.  Prendamos una luz de alerta allí; se puede disentir, pero no y mil veces no, encender hogueras para el que piensa distinto. ¡Bajen las armas que aquí solo hay pibes militando con Cristina!

En este escenario empezó a surgir un rumor que finalmente ayer se refrendó: no discuten a Máximo, discuten la conducción de Cristina, la ponen en un lugar más de la interna partidaria, la despojan de su liderazgo en el movimiento, la deslucen, si los días más felices fueron con Cristina, creen que serán más felices los días que vendrán con nuevas canciones y nuevos liderazgos. Mirá.

Al escuchar al gobernador Quintela indultando sin vergüenza alguna, a sus pares de Tucumán, Jaldo, de Catamarca, Jalil, de Misiones, Passalacqua, de Salta, Sáenz, por haber acompañado todas las votaciones de “sus” legisladores a favor de Milei y en contra de los intereses nacionales y populares, da una clara visión de lo que se está jugando.

Un renovado menemismo viene por la revancha. Y Cristina vuelve a ser la trinchera a vencer.

La presencia de los llamados “gordos” de la CGT en el acto de Berisso junto a dirigentes que se autoproclaman “albertistas”, indica que se está definiendo nuevamente el destino del peronismo.

Un liderazgo como el de Cristina es fruto de una construcción social y colectiva que lleva décadas. Quienes nos sentimos coherentes con nuestra historia de lucha, por ser el rescoldo de nuestra heroica generación diezmada, haremos lo imposible para cuidar ese liderazgo que pertenece al pueblo, a los trabajadores, a los estudiantes, a los científicos, a los artistas populares. Y Cristina, lejos de ser el pasado, es la más maravillosa música que compuso nuestro pueblo en este siglo.

En el estribo: hay que aprender de la historia y la historia enseña que los únicos “imberbes” fuimos nosotros ante Perón en los años 70. Los imberbes de hoy no niegan el liderazgo de Cristina, sino que la abrazan sabiendo que ella, que ya lo dio todo, incluida su propia familia, incluida su propia cabeza martillada, hoy nos regala esta decisión de ponerse al frente del peronismo para enderezarlo y ordenarlo para enfrentar a Milei y asegurar una unidad con conducción que nos lleve a la victoria más temprano que tarde.

Los puros y los teólogos del peronismo, que, sin ser peronistas, se perciben con autoridad moral para darnos clases, y se rasgan las vestiduras de su pudor democrático vacío, que porqué se pelean, que porqué esta interna, repitan con nosotros, los peronistas: el peronismo nació y creció vertical, una jefatura, un pueblo, una doctrina, una causa. Y es por eso que cualquier afrenta y ninguneo a la conducción es ser funcional al plan de exterminio social del gobierno de Milei.

Cristina conduce y tal como cantamos alguna vez en los calabozos, hoy también lo hacemos y quien quiera entender que entienda y el que no, no.

“Detrás de las paredes, que ayer te han levantado, te ruego que respires todavía Apoyo mis espaldas, y espero que me abraces, atravesando el muro de mis días

Y rasguña las piedras, Y rasguña las piedras, Y rasguña las piedras, hasta mí”

Sépanlo los propios y los extraños: ¡No habrá pared que nos separe de Cristina!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *