DNU para canjear deuda: El costo de la olla a presión del dólar
El Gobierno de Milei lanzó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 846/2024, el cual habilita al Tesoro Nacional a canjear deuda en moneda extranjera y regida por la Ley Local, sin cumplir con las estrictas condiciones de la Ley de Administración Financiera (LAF) vigente, que exigían mejorar dos de tres aspectos: plazos, intereses o montos.
En 2025 nuestro país afronta complejos pagos al FMI, los privados y otros acreedores, producto de la deuda que tomó el mismo Luis “Toto” Caputo en su versión como funcionario macrista. El siguiente cuadro muestra una acumulación de vencimientos significativa, que empieza a generar dudas sobre los inversores.
Los bonistas saben que, con este marco de funcionamiento, es imposible acumular reservas de forma sostenida, por ende, dudan sobre la capacidad de repago del gobierno de Javier Milei y el Riesgo País muestra una marcada inflexibilidad a la baja.
Un canje de la deuda en los parámetros actuales no podría ser conveniente. Implicaría reconocer rendimientos para los bonos muy por encima de los criterios de mercado, incrementando peligrosamente el peso de la deuda sobre las arcas públicas. Como un círculo vicioso, eso implicaría mayores necesidades de ajuste para poder hacer frente a los flujos futuros, hipotecando no solo el devenir de este gobierno, sino también el bienestar económico de las próximas generaciones.
La dependencia excesiva de los mercados internacionales de capital, en lugar de desarrollar una base sólida de ahorro interno, potencia los desequilibrios externos. Cuando un país acumula una deuda externa excesiva, las consecuencias pueden ser devastadoras. El huevo de la serpiente de todo este problema fue el exceso de deuda externa contraída en la administración macrista, que mermó la capacidad de pago de nuestro país.
En lugar de servir como un impulso al crecimiento, la deuda se convirtió en una carga, y los recursos que podrían haberse destinado a inversión en educación, salud, infraestructura o programas sociales se tuvieron que aplicar a los sucesivos pagos de intereses y amortizaciones. Además, el desvío de recursos puede tener efectos negativos sobre la productividad y el bienestar social. Este tipo de situaciones históricamente han agravado los problemas estructurales existentes en la economía, como la pobreza, el desempleo y la desigualdad.
Cuando un país acumula una deuda externa excesiva, las consecuencias pueden ser devastadoras.
Una eventual devaluación podría tener un efecto en cadena, haciendo más costosas las importaciones, lo que a su vez puede volver a elevar los niveles de inflación. Sería un golpe directo sobre la línea de flotación del programa de Caputo, que se aferró al ancla cambiaria para forzar una sensación de estabilidad pírrica de corto plazo.
La deuda externa es una Espada de Damocles sobre las posibilidades de desarrollo de nuestra Argentina. Lejos de emprender un proceso virtuoso de desendeudamiento y ganar autonomía política, como ocurrió en los gobiernos de Néstor y Cristina, Milei va a seguir inflando el globo de la deuda para darle sobrevida a un modelo económico que no le cierra a nadie.
Se recuesta sobre los mercados, que más temprano que tarde lo van a poner de rodillas cuando se acaben las mieles de la bicicleta financiera. Les pasó en 2018 a los mismos protagonistas, y les va a volver a pasar ahora…
*Militante de La Cámpora, economista, docente y director de la carrera de Economía de la UNDAV y ex titular del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de ANSES.
Fuente: lacampora.prg