Columnas de Opinióndestacadas

“Mansilla” Sancho a Quijote

Por Sergio Centenaro

La columna de opinión, en su gran mayoría, si no es que, en su totalidad, suele tener un grado incierto de coincidencia entre el lector y quien la elabora. Está el que abandona su lectura promediando el minuto y medio, y quién acompaña su lectura con respuestas en voz alta por cada párrafo concluido. Lo que es real, es la complejidad del género periodístico. Avanzar con una opinión necesariamente divide aguas como lo hace un barco al surcar el mar con su carena, dejando a su marcha ondas en ambos lados de la proa.

Pero hay que hacerlo. Hay que animarse a elevar la voz, a tomar la palabra y exteriorizar la visión del mundo que cada uno tiene. El debate, el contrapunto o el disenso, bien puede oficiar como eslabón superior de una opinión, cual conector de una primera tesis sobre un hecho determinado. Aunque lo más sustancioso de una sentencia lanzada con palabras escritas, es cuando obra iluminando un camino cerrado, sucio y enrarecido. Deseo de corazón que éste sea el caso.

Quien suele encontrarse con columnas de este cronista y militante político, o suele escuchar el trabajo radial que realizamos en la Casa Patria Misiones desde el 17 de octubre de 2022, sabe que uno de los paradigmas que denunciamos, guarda relación con el miedo creciente que observamos en la clase política misionera. El temor sobrevolando los ministerios, despachos y agencias; escuelas, hospitales y clubes; juzgados, sindicatos y organizaciones políticas. Todos inclinados, bailando al ritmo de la música que suena desde el Parque Paraguayo, dicho esto por el imaginario que ubica a la conducción del Partido de la Renovación de la Concordia Social, tantos años presidiendo la Cámara de Representantes de Misiones luego de que tuviera que reconocer, tras la derrota en 2006, que podría eternizarse bajo cualquier lógica política institucional en el poder, menos como regidor del estado.

A esto se le suma la desaprensión como estilo de gobierno que ostenta el partido gobernante, y que es fácilmente ocultable para la población misionera, producto del feroz cerco mediático que le imprime Castaño Oscuro al derecho a la información, comprando medios y callando a otros. Con una chequera capaz de seducir al trotskista más locuaz y al liberal reticente, avanza al ritmo de un pacman dejando silencio a su paso.

Tampoco es objeto de esta columna, desconocer las habilidades de un oficialismo provincial que, el 10 de diciembre de 2027, cumplirá 25 años en el ejercicio del poder. Hay, evidentemente una administración equilibrada de la pobreza. Hay gestión, hay territorialidad de sus militantes y hay trabajo permanente. Lo que ocurre es que tanto la gestión, como la territorialidad de sus militantes y el trabajo permanente no incidió en el crecimiento de la clase obrera, no se efectivizó en movilidad social ascendente de la población activa de la tierra colorada. Hay mucho temor a la conducción del oficialismo, porque no son admisibles críticas al interior. Todas las redes político-sociales que tendió el gobierno en la provincia sirven para la uniformidad de un solo criterio de conducción y es tan vertical como aquello que el propio misionerismo critica.

En este escenario doméstico, se inserta además la realidad nacional que nos agobia y que, naturalmente merece varios capítulos aparte, pero que también guarda relación con el reacomodamiento oportunista del oficialismo que de renovación solo tiene el nombre.

Pero, dejando de lado la máquina con efecto de licuadora y motosierra de Milei, quiero insistir con la otra “máquina” que hostiga a la población misionera y que está dirigida desde las alturas del poder hegemónico provincial. Estoy hablando de la chequera y el carpetazo. Todo es útil en el reino de la brujería económico-política misionerista.

Sabemos que estas herramientas son óptimas para aplicar látigo y premio según la necesidad, y debemos referirnos a dos casos específicos de los que nadie ha tomado nota a razón del escandaloso silencio, y monitoreo de la acción comunicacional a lo ancho y largo de Misiones promovida por Castaño Oscuro.

Quijote, quejote por Sancho que es un pancho

“Cuando vos te das cuenta de todo lo que maneja la Renovación, te das cuenta donde está el poder real en la provincia”, me dijo un compañero hace algunos años en plena actividad militante, hundidos, ambos, en el barro de una plaza a la que le llovió la vida. Ese compañero, con el tiempo, dada su costumbre, fue trepando en confianza dentro del espacio político que supimos compartir, fue ganando consideración entre los considerados. No hubo quien no sufriera su serrucho apalancado entre sus labios, pero eso no evitó que se colara de todas maneras.

Se coló tanto que hasta llegó a una lista de candidatos en 2021. Trabajaron tanto por él que hasta inclusive ingresó a la Cámara de Representantes gracias al mancomunado y heroico esfuerzo de los “compas de a pie”, de los compas de los barrios que todavía usan leña para cocinar, que ponen de su dinero para militar, que ponen el corazón cuando se trata de la acción colectiva y comprometida por un proyecto de país y un proyecto de provincia.

Decía que, se coló tanto que hasta terminó representando al Frente Agrario y Social para la Victoria.

Podría ahora mismo llamarlo caradura, o decirle atorrante, mentiroso, farsante e impostor. Pero no lo voy a hacer. Mejor llamaré a este ventajista, Hipócrita, Pero, ¿Saben por qué? Porque los adjetivos que arroja la primera búsqueda de la palabra Hipócrita, permiten una mejor comprensión de con quién estuvimos militando desde hace años y no lo vimos. Dícese que una persona actúa con hipocresía cuando es un “embustero, farsante, mentiroso, falsario, falso, impostor, fariseo, farisaico, testimoniero, guatusero, faruscas, agazapado y gañín.

Me encantó. ¿A ustedes no? Un Diputado que traiciona a su espacio político y se va corriendo a la falda de doña Rovira no merece otros calificativos. Y, ¿Saben cuáles son los antónimos de Hipócrita? Es decir, lo contrario, bueno, ahí voy: sincero, claro, franco, consecuente. Claramente, todo lo que no es.

Jodéme que quien mancilló a nuestro espacio se apellida….

El otro en cuestión, que ganó su lugar bajo las mismas circunstancias, pero con una cercanía aun mayor con nuestra compañera Cristina Britez por la amistad que ella creía haber cultivado, y a quién le dio todo..

Se me hace larga la columna y no los quiero hacer perder mucho tiempo en pelusa. La cuestión es que el apellido Mansilla es una distorsión del original, Mancilla, que significa mancha, deshonra, desdoro (Menoscabo en la reputación o el prestigio), baldón (deshonor), infamia, afrenta, mácula, labe (mancha), labeo, ultraje, paño (mancha oscura en el cuerpo), llaga o herida. No más preguntas señor juez.

Ambos, transitaron lo que debió ser una responsabilidad que los llenara de orgullo. El poder representar a una fuerza popular que brega por abrirse paso en una provincia domesticada con correa y collar.

Lamentablemente, no ocurrió. No sintieron ese orgullo, ni esa responsabilidad. Ninguna de las dos cosas sucedió en términos fácticos, sino todo lo contrario.

O, por chequera o carpetazo, dejaron de atender el teléfono, enfriaron sus venas tanto como fuera posible para mirar con distancia a quienes, hasta ayer, eran sus compañeros.

Hoy, la primicia, la cosecha del esfuerzo de un ejército de misioneros militantes de un proyecto colectivo y popular, fue absorbido por la siniestra fuerza del egoísmo, el individualismo y la traición.

Los abyectos que juraron amor

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